Puente aéreo

Qué tienen en común recién casados, peluqueras de Marco Aldany, mecánicos, empleadas del hogar, tornedores fresadores, pokeros, dependientas del "Breska", bakalas, leopardesas, clases bajas…
Su destino
Y no me refiero a que estén destinados a la exclusión o al fracaso social, que ya lo están, sino que el destino de todos ellos es Punta Cana.
En mi reciente viaje a Frankfurt, cuna de las salchichas idem, tuve la suerte de coincidir con estos perlas sociales en la puerta de embarque hacia Europa. Yo, que dejaba África con la intención de disfrutar de las lindezas europeas con sus rubios y fornidos muchachos, sus frías gentes… me encontré inmerso en una rave al más puro estilo valenciano en los incipientes 90´s.
Juanis, Jenis, Jessicas, Angelines (seguramente limpiadoras de la Seguridad Social o alguna que otra institución de carácter público), el Frani, el Manu, el Matías (nombre de Policía Municipal, que tiene menos postín que la nacional) y tantos otros nombres de baja cuna, o sin cuna - esta gente son mucho de dormir todos juntos en un sofá-cama rodeados de cubos de alitas de pollo con salsa barbacoa del Kentucky Fried Chicken- rondaba las inmediaciones de mi puerta de embarque.
Raro me parecía que gentes adornadas con aros dorados y piercings blancos en la comisura de los labios viajaran a Europa, grande. O al menos a esa vieja Europa que muere en el ocaso (Mónica, sal de mi!!!) en la que te ves obligado a compartir tu mesa para 4 con 2 personas porque tu solo no la ocupas entera. Pero porqué Europa!!! Yo quiero una mesa para mi solo!!! No tener que compartirla con guiris con sandalías y calcetín blanco!!
Pero volviendo al tema que nos compete, imagínense ustedes lo que podría haber sido el vuelo:
Aplausos al despegar, vitores al traer la comida, robos en el carrito del duty free, la ola cuando hubiera turbulencias… y es que, como cantaba la gran olvidada Eva Santamaría, "ellos son así, desde la prehistoria…"